giovedì 9 agosto 2007

3 VIDas.


La morocha estaba con su espalda contra la pared, con una piernita flexionada, también apoyandola contra la pared, era una morocha con pelo enrulado, petiza, con unos ojos negros, bien oscuros, y una mirada de misterio, esconde algo, ya se que me va a mentir, ya se que fuma, usa muchos anillos en su mano, y la mayoría son de madera, se viste con vestidos, el que ahora tenía, no recuerdo bien si era color marrón oscuro, azul o negro, pero se que eran rosas muy pequeñas que lo recorrían todo. Era muy similar a una prostituta, pero una de categoría, no una desinteresada, ella le pone ganas al asunto, es una gueisha. Todo esto lo se porque la conozco de mi anterior vida. Era la hermana de mi ex-novia. Una morena impresionante. Me llama para que me acerque a ella, y yo me acerco, y la beso, y ella estira sus dos brazos alrededor de mi cabeza, o con sus dos manos me agarra la cara.
Transamos y a mi me encanta, me enamoro de ese alo de misterio que la rodea todo el tiempo, es una autentica perra. Después seguimos juntos, pero ella no me tolera mas, yo lo sé pero no me importa, insisto, a pesar que eso me aleje mas.
Andamos juntos un tiempo, y una tarde de verano, con un día bastante primaveral estamos en un cuarto, un claustro, con ladrillo a la vista una cama de una plaza, y una ventana muy grande que daba a un patio, y yo me le intento acercar otra vez, mis instintos animales me llevan hacia ella, ya antes la había intentado besar y ella me había corrido la cara, la había intentado abrazar y ella me había despreciado con absoluto rechazo, pero esta vez estábamos solos en ese cuarto y me tire con ella, ella se alejo, hasta quedar sentada en la cabezera de la cama, y por la ventana veo una chica que conozco, morocha también, ojos grandes y negros que viene caminando hacia mi por un caminito, viene muy abrigada, con un saquito marrón y una bufanda en el cuello, viene contenta, con una sonrisa en la cara, se acerca hasta mi, y se sienta al lado mio en la cama, y quedamos los tres en la cama sentados, yo en el medio, la primera con una sonrisa malvada y picaresca, alejandoce de mi, la otra con una sonrisa de nena, queriendo abrazarme y consolarme, y yo desconcertado, porque las tardes de verano me traen nostalgia.

En mi segunda reencarnación, conocí una chica mas alta que yo, con tes blanca, pelo castaño y ojos marrones, muy divertida y simpática, y fuimos a cojer a un hotel, era un cuarto muy cómodo, con una cama de dos plazas, y todo a media luz. La verdad que cogimos muy bien. Yo estaba desesperado, la quería toda, le saque toda la ropa, y le besé todo el cuerpo, a ella le gustaba eso, transpiramos mucho, y la pasamos bien. Le vi todo, y la bese toda. Todo muy lindo hasta que se tuvo que ir a su barrio, y yo por supuesto la acompañé, era un barrio que desconocía, pero me sonaba conocido, un poco pobre, pero ella no encontraba su casa, empezamos a caminar, y entonces yo le empecé a insistir de que volvamos, y que por hoy no duerma en su cama, pero caminando ella se encontró con unos vecinos que la saludaron muy alegres, y se pusieron a hablar, y a pesar de que yo me quería ir, ella hace rato que ya me ignoraba, pero me ignoraba absolutamente, era como un fantasma. Entonces, ante tanto rechazo decido cruzarme la calle y subir al auto para irme, además veía que el barrio se ponía feo. En eso desaparezco, y despierto tirado en el auto, que me lo habían roto, le habían sacado el estéreo, pero a pesar de eso me habían dejado el celular al lado mio. Nunca mas me pude ir de ahí, me acuerdo que tenia mucho miedo porque eran ladrones, y me iban a lastimar.

Mi tercera y ultima reencarnación, fue en mi casa, yo me fui por la noche, a comprar unas cosas que no me acuerdo bien, y cuando vuelvo un tipo me encara diciendome no se que cosa, de que en mi casa había una fiesta y que no se podía poner la música tan alta a esas horas, ni que tampoco se podía hacer una fiesta a esas horas. Esto fue en la puerta de mi casa. y como la puerta interna estaba abierta se podía ver a las chicas pasar semi-desnudas, y caminando con taco aguja. Claro, ahora entendía todo, en mi casa había un puterio, y a eso se estaba refiriendo el señor, que no era un señor normal, sino que era un cana, y yo le digo, pero que?? no se puede tener un puterio??, si hay por todos lados del Gran Buenos Aires, y claro, entendí que para tener un puterio iba a tener que coimear a la policía. Tendrían que permitírmelo igual.
Por suerte no había muchos clientes por eso no se escuchaban muchos gritos. Creo que solo había uno o dos.
Creo que lo que había salido a comprar eran preservativos.

Cuantas cosas pasan en todo este mundo en un mismo instante.



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